...Que mi piel con vuestra piel
descanse de su cansancio.
Dejadme que de la miel
del dulce calor humano
me sacie de tanta sed
y dejadme, terminando,
que peregrine después.
Hay manos que están buscando
el calor que yo les dé.
Por Juan José Alcolea Jiménez
Envío realizado por Juan Lorenzo Santana Medina.
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