ME ACOMPAÑA GENTE ESTUPENDA... DE "ESA GENTE QUE ME GUSTA"...

lunes, 26 de enero de 2009

LA IMPORTANCIA DE LA VERDAD


En cierta tribu, para llegar a ser adultos, los jóvenes debían pasar diferentes pruebas. A uno de ellos, el día señalado, los ancianos le pidieron que fuera a la selva él solo, sin alimentos ni agua ni armas, y encontrara a cuatro animales: una serpiente pitón, un rinoceronte, un león y un elefante. Le dijeron:Tienes que mirarlos de frente a los ojos, quedarte quieto y cerciorarte de que ellos te ven. Después vuelves y nos informas.

Partió el jovencito y fue en busca de los leones, pues sabía dónde se encontraban. Vio a un león a cierta distancia y, a pesar de sudar de miedo, esperó. El león descubrió al joven, se miraron el uno al otro y, finalmente, el león bajó la cabeza y se fue lentamente. Había superado la primera prueba. Después se fue en busca del rinoceronte, que son animales peligrosos, sobre todo, cuando se asustan. El chico sabía donde abrevaban y se fue a esperarlos. Se subió a un árbol a esperar. Un rinoceronte se acercó a beber, lo vio y se lanzó dos veces contra el árbol, pero el árbol aguantó. Se miraron mutuamente y sólo tuvo que esperar a que bebiera agua y se marchara. Después se encaminó a la parte más espesa de la jungla y encontró una serpiente pitón enrollada en un árbol. Él la miró y la gran serpiente comenzó a desenrollarse del árbol. Una vez que estuvo en el suelo, la serpiente miró al muchacho y el muchacho salió disparado corriendo, pero contento de haber superado la tercera prueba. Sólo faltaba el ver a los elefantes, que son animales pacíficos y que no atacan a los humanos, a menos que no sean amenazados. Llegó a donde sabía que se encontraban, siguió la pista, pero no pudo encontrar ninguno. ¿Dónde podrían estar? Estaba cansado, sediento y hambriento después de dos días y hasta se sentía mareado de debilidad; quería beber agua de la fuente, pero se reprimió y no lo hizo. Después de caminar por varias horas, ya no pudo más y se rindió. Empezó a llorar y retornó al pueblo. 

Informó a los ancianos que no había comido ni bebido y que había superado bien las tres primeras pruebas, pero que había fracasado, porque no había encontrado a los elefantes. 

Entonces, un anciano lo tomó del brazo, lo abrazó y le dijo: No has fracasado. No pudiste encontrar al elefante, porque nosotros los hicimos huir en estampida la mañana que partiste. La prueba no consistía simplemente en ver y ser visto por los animales salvajes, sino en saber si dirías o no la verdad. Tú lo has hecho. Bienvenido a casa. Ahora eres un hijo de la tribu.

Desconozco el autor/a.

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