ME ACOMPAÑA GENTE ESTUPENDA... DE "ESA GENTE QUE ME GUSTA"...

sábado, 7 de febrero de 2009

EL MECÁNICO QUE ENVIÓ EL CIELO



Una vez iba un señor en su auto por una larga y solitaria carretera, cuando de pronto, el coche comenzó a presentar problemas deteniéndose hasta quedar parado. El buen hombre bajó, lo revisó y trató de averiguar que era lo que sucedía.  
 
Pensaba que no tardaría en encontrar el desperfecto pues hacía muchos años que conducía el vehículo y lo conocía bien; sin embargo, después de un buen rato de observar y comprobar las conexiones de la máquina, se dio cuenta, desanimado, que no encontraba el fallo del motor y reconoció darse por vencido.  
 
En ese preciso instante apareció otro vehículo en aquel solitario camino, al pasar justo a su lado, éste se detuvo -al ver el capó abierto-  y diligentemente se bajó un señor mostrando interés en lo que le ocurría. ¿Tiene problemas?... preguntó.
 
El señor del primer vehículo dijo:  
 
-Mira, este es mi coche de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano. Pero, ¿ya ves?... no lo entiendo, no logro dar con lo que le pasa.  -Complicado se presenta el asunto-.  Estoy por llamar a una grúa.
 
El otro hombre sin desanimarse con una sonrisa confiada, le pidió permiso para echar un vistazo.

El dueño del automóvil con poca esperanza, -encogiéndose de hombros- le dijo que ¡adelante!, que lo intentase, pero que no creía que pudiese resolver nada, porque como él, nadie conocía el aparato desde hacía muchos años.
 
El segundo hombre echó manos a la obra- se le veía actuar sabiendo lo que hacía- en pocos minutos encontró la avería  y al poco rato, lo pudo arrancar.  
 
El primer hombre se quedó atónito y preguntó:  
 
-¿Cómo pudiste arreglar el fallo? ¿No lo comprendo?...
   
El segundo hombre contestó:  
 
-Verás, mi nombre es Felix Wankel... Yo inventé el motor rotativo que usa tu coche.  
Sorprendido el primer hombre, ofreció un apretón de manos al desconocido en señal de agradecimiento, a él no le cabía la menor duda, la "divina providencia" lo había puesto en su camino, en el momento justo y oportuno.  

Con un gesto confiado, miró al cielo y guiñó un ojo.

Sin duda alguna, para el protagonista de la historia aconteció un hecho insólito en un día cualquiera. 
 
Lo consideró "un mecánico" enviado del Cielo.

Desconozco el autor/a.

Colaboración que realiza:  Juan Lorenzo Santana Medina.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No dudes en expresar tu opinión. ¡Construyamos!