ME ACOMPAÑA GENTE ESTUPENDA... DE "ESA GENTE QUE ME GUSTA"...

viernes, 13 de febrero de 2009

LA HISTORIA DE UN HOMBRE, SU PERRO Y SU CABALLO.



Un hombre,  su caballo y su perro iban  por  una   carretera.  Cuando pasaban cerca de un árbol enorme, cayó  un  rayo  y  los  tres murieron fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición)…

La carretera era muy larga y colina arriba, el sol era ya muy intenso,  ellos estaban sudados y sedientos.

En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.

El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y mantuvo la siguiente conversación con él:

-Buenos días.
-Buenos días - Respondió el guardián
-¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?.
-Esto es el cielo.
-¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
-Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
-Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
-Lo siento mucho – dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.

A la sombra de uno de ellos había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.

-Buenos días – dijo el caminante.
El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
-Tenemos mucha sed,  mi caballo, mi perro y yo
Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre-, indicando el lugar.
Podéis beber toda el agua como queráis.

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre
-Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.
A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
CIELO.
¿El Cielo? Pero... si el guardián del portal de mármol me ha dicho que... ¡aquello era el Cielo!
-Aquello no era el Cielo-. -Era el Infierno – contestó el guardián.

El caminante quedó perplejo.

¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante
-De ninguna manera... – aseguró el hombre
-En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…

Se atribuye a Paulo Coelho.

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