La reflexión que hoy te proponemos, la escribe una amiga que nos ha dado su permiso para publicarla, nace de leer un libro de Mercedes Pinto titulado: "Él", en donde esta mujer escritora, cuenta con todo tipo de detalles su vida con el primer marido, que resultó ser loco y maltratador.
-Leí párrafos horrorosos de un sufrimiento infernal, insultos, desprecios, amenazas, violaciones y golpes. Desamor para sus hijos, ... niños que no entendían por qué su padre los trataba tan mal.
...Y decidí no terminarlo, me niego a envenenar mi alma.-
La enfermedad mental de "Él" puso en peligro la vida de ella y de sus hijos, la mentalidad de la época, provinciana, católica sin divorcio y desde una dictadura, la hizo huir para poder liberarse y salvar así su vida, la de los hijos y su dignidad. Esto transcurría hacia mil novecientos veinte y tantos...
No pudo ser loco y dulce, agradable, ... No...
La peor noticia es que aún hoy la mujer sigue soportando ese mal trato por parte de su marido-compañero, que escondiéndose tras "la locura" hace daño y mata.
Lo peor es, que ella es buena y comprensiva, pero difunta y triste... gris... amargada... y cualquier otra cosa, pero ninguna válida.
De esos hombres, malos "locos", que se hagan cargo las instituciones; y a esos otros que van matando poco a poco,¡que los cuide ... la vida si quiere!.
A la mujer le digo: -Que abra bien los ojos, que no tiene por qué vivir en un infierno, que pida ayuda, que ponga lejos a ese "no se qué" que la "quiere" reducir a cero.
Estoy cansada de ver como un par de décimas de fiebre en esos malos hombres son enfermedad grave que hay que cuidar con cariño y esmero; y tú con 39 y medio, supones un contratiempo para él y toda tu casa.
¿Por qué vale más su vida que la tuya?
¿Por qué cuidas a un déspota?
¿Por qué te dejas amedentrar por su cólera?
¿Por qué toleras insultos?
Él te dice: -¡Eres boba!, ¡nada haces bien!, ¡estás vieja!, ¡no vales para nada!, ¡la comida estaba ruín!, o ese nombre tuyo ... dicho al grito con desprecio-
¡Que horror!
Párate y míralo, con todos los recuerdos de tu triste vida perdida y di claro y alto:
-¡HASTA AQUÍ LLEGUÉ!-
Y si no te puedes ir... porque tu miedo y circunstancias no te lo permiten, sí exígele con toda tu FIRMEZA que: A partir de hoy "tiene" que tratarte bien, con RESPETO, (cariño no, por que no tiene)...
Imponte con tu nueva actitud.
Si está enfermo, triste, solo... tiene que agradecerte lo que haces por él. Pedirte las cosas POR FAVOR, tragarse sus insultos, "callarse la boca" y bendecirte por echarle una mano, aunque sin merecerlo.
No tengas miedo, confía en tí. Te recuerdo que los tiranos no nacen; somos los otros los que les permitimos que lo sean.
Cuando te vea segura, tranquila, y firme se le acabará el cuento del lobo feroz y tú con toda tu GRANDEZA, buen corazón, derecho e ilusión (si algo te queda...) VIVE Y SE FELIZ a tu forma, no a la de nadie; ni hijos, ni familia ni sociedad.
Se feliz como quieras.
Se un referente para las demás mujeres que siguen asustadas por temor a estos cobardes, malos, torpes, inmaduros, frescos, ruines, acomplejados. "Esos" a los que tanto se teme ¡asunto de qué!...
Desenmascáralos, redúcelos a nada o a hombres buenos, de otra manera ¡Aquí no los queremos!.
¡Cuídate!, no seas buena, se lista. Te queremos VIVA, no obediente.
Si a alguien le molesta lo que digo o como lo digo, no lo siento. Si a alguna mujer le sirve, aunque sea una sola palabra, ME ALEGRO.
No mires de quien vienen las cosas, simplemente aprovéchalas si te sirven.
Con mis mejores deseos,
Meri Ojeda.
Gáldar, (Gran Canaria) a 31 de marzo de 2.009.
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