-Sabio: "¿Quieres un verdadero milagro?, ¿No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".
-Poderoso: "Sí!!, fue varón y es mi primogénito".
-Sabio: "Ahí tienes el segundo milagro... El milagro de la vida".
-Poderoso: "Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro..."
-Sabio: "¿Acaso no estamos en época de cosecha?, ¿No hay trigo donde hace unos meses sólo había tierra?".
-Poderoso: "Sí, igual que todos los años".
-Sabio: "Pues ahí tienes el tercer milagro..."
-Poderoso: "Creo que no me he explicado, lo que yo quiero..." (El sabio lo interrumpe)
-Sabio: "Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti... Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer". Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda; cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado.
-Joven: "Maestro: te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por qué lo haces ahora que no puede verlo?".
-Sabio: "Lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos... Para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... No puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido".
*Cuando estamos en problemas siempre pedimos ayuda a Dios y eso está bien porque no hay nadie que pueda ayudarnos más que Él, -como dice una amiga mía - "Él y yo somos mayoría"-. Lo que hemos de tener en cuenta y bien presente, es solicitar también la cordura para pensar claramente, la paciencia necesaria para mantenernos tranquilos/as y actuar correctamente, la fortaleza precisa para afrontar los retos y la fe suficiente para seguirlo amando sin importar lo que pase... Pidiendo estos milagros, no le pedimos solamente que resuelva nuestros problemas...
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