¡Maravillosa, inocente y feliz mirada de un niño!
(Por los ojos de un niño)
Cuando veo dientes de león,
veo mala hierba
invadiendo el patio.
Mis hijos ven
flores para su
mamá y soplan
la pelusa blanca
pensando en un
deseo.
Cuando veo un mendigo
que me sonríe,
veo a una persona sucia
que probablemente
quiere que le de dinero
y eso me pone molesto.
Mis hijos ven
a alguien que les sonríe
y ellos responden con otra sonrisa.
Cuando oigo una música, me gusta.
Pero no sé cantar
y no tengo ritmo;
entonces me siento y escucho.
Mis hijos sienten el ritmo y bailan.
Cantan y si no saben la letra,
se la inventan creando la suya propia.
Cuando siento un fuerte viento en mi rostro,
me esfuerzo contra él.
Lo siento despeinándome
y empujándome para atrás
cuando voy caminando.
Mi hijos cierran sus ojos,
abren sus brazos
y vuelan con él,
hasta que caen a reir en el suelo.
Cuando rezo, digo tú y nosotros,
y concédeme esto y aquello...
Mis hijos dicen, ¡Hola Dios!,
te doy las gracias
por mis juguetes y mis amigos.
Por favor, mantén lejos los malos sueños.
Yo todavía no quiero ir al cielo.
¡Sentiría la falta de mi padre y de mi madre!.
Cuando veo un charco de lodo lo esquivo.
Veo zapatos embarrados y tiempo que dedicar a limpiarlos.
Mis hijos se sientan en él.
Ven "un mundo" para construir,
ríos para cruzar y bichos para jugar.
Yo sólo quisiera saber si
los hijos nos fueron
dados para enseñarles
o para aprender nosotros de ellos...
Porque un día podría mirar
atrás ...
Es importante apreciar las pequeñas cosas de la vida.
Por eso, te deseo:
grandes charcos de lodo ...
y dientes de león para pedir deseos...
Desconozco el autor/a.
QUE DELICIA, PERO QUE PENA, AUNQUE QUERAMOS NO VOLVEMOS A SER, A SENTIR, Y PENSAR COMO NIÑOS, Y ME GUSTARÍA TANTO.
ResponderEliminarME HA ENCANTADO ESTA ENTRADA, ES PRECIOSA.
Me ha encantado leer estas líneas de casualidad. Es cierto que las personas despreciamos muchas cosas y después nos arrepentimos de haber tenido ese sentimiento.
ResponderEliminarMe gusta tu blog!!
Elizabeth Sandoval