ME ACOMPAÑA GENTE ESTUPENDA... DE "ESA GENTE QUE ME GUSTA"...

viernes, 25 de septiembre de 2009

SOBRE LA EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DEL AMOR...



Las relaciones afectivas están pasando por profundas transformaciones y revolucionando el concepto de amor.

Lo que se busca hoy es una relación compatible con los tiempos modernos, en la que exista individualidad, respeto, alegría y placer por estar juntos, y no una relación de dependencia, en la que uno responsabiliza al otro de su bienestar.



El amor romántico parte de la premisa de que somos una parte y necesitamos encontrar nuestra otra mitad para sentirnos completos.

Muchas veces, ocurre hasta un proceso de despersonalización que, históricamente, ha alcanzado más a la mujer. Ella abandona sus características, para amalgamarse al proyecto masculino.



La palabra de orden de este siglo es asociación. Estamos cambiando el amor de necesidad, por el amor de deseo. Me gusta y deseo la compañía, pero no la necesito, lo que es muy diferente.

Las personas están perdiendo el miedo a estar solas, y aprendiendo a vivir mejor consigo mismas. Ellas están comenzando a darse cuenta que se sienten parte, pero son enteras. El otro, con el cual se establece un vínculo, también se siente una parte, pero es solamente un compañero de viaje.



La nueva forma de amor, tiene nuevo aspecto y significado. Apunta a la aproximación de dos enteros, y no a la uniòn de dos mitades.

Y ello, sólo es posible, para aquellos que consiguieron trabajar su individualidad. Cuanto más sea el individuo capaz de vivir solo, más preparado estará para una buena relación afectiva.



La soledad es buena, estar solo no es vergonzoso. Al contrario, da dignidad a la persona.

Las nuevas relaciones afectivas son óptimas, y muy parecidas con estar solo, nadie exige nada de nadie y ambos crecen.



Relaciones de dominación y de concesiones exageradas son cosas del siglo pasado.

Todas las personas deberían estar solas de vez en cuando, para establecer su diálogo interno y descubrir su fuerza personal.

En la soledad, el individuo entiende que la armonía y la paz de espíritu sólo se pueden encontrar dentro de uno mismo, y no a partir de los demás.



Al percibir esto, el ser se vuelve menos crítico y más comprensivo con las diferencias, respetando la forma de ser de cada uno.

El amor de dos personas enteras es el bien más saludable. En este tipo de unión, está el placer de la compañía y el respeto por el ser amado.


Autor: Flavio Gikovate, médico psicoterapeuta italiano.

1 comentario:

  1. Isabel Serrano Romero27 de septiembre de 2009, 10:07

    ESTA CLARO QUE PARA AMAR A LOS DEMAS HAY QUE AMARSE PRIMERO A SI MISMO, PARA PODER DAR A MANOS LLENAS ESE AMOR
    QUE TODOS DESEAMOS, ISABEL

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