Siento que caigo de una gran altura
y desato una ala para mantenerme,
la agito en el aire, para no caerme
mantengo el equilibrio con poca soltura.
Siento el vértigo y un miedo a la anchura
de manejarme sola y poder moverme,
y no se si caigo, el ala se mueve
hasta que mi alma se siente segura.
Así me mantengo y todo me asusta
a pesar de ello, estoy muy consciente,
de mover la otra que quiere moverse
y se va valiendo por sí con holgura.
Hasta que por fín, dos alas circulan
por el ancho cielo y muy libremente.
Gentileza de su autora: Isabel Serrano Romero.
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