Dejé atrás la casa,
las calles, la plaza
y me fui a un valle
a respirar aire fresco.
Pintado de verde esperanza,
por las lluvias caídas del cielo,
pero, ¡que curioso!…
tan solo estaba yo,
en compañía del silencio,
nadie interrumpía
nuestro encuentro.
Más, una voz
interior me hablaba
pronúnciala-decía-,
cántala, recítala
no la ocultes
déjala que vuele
con el aire fresco
de este hermoso valle
creado por Dios
y que es nuestro.
Haré lo que me dices
Y no perturbaré tu calma
trasmitiré tu deseo
con el corazón… con el alma
¡Paz! quiero PAZ,
Paz para los de ayer,
Paz para los de hoy,
Paz para los de mañana.
¡Paz para el anciano
que es firme sabiduría!
¡Paz para el amor
que prometieron estar unidos
siendo un solo amor!
¡Paz para los que llegan,
para los recién nacidos!
¡Paz para ti que empiezas
un nuevo camino!
Y pudo más la voz
que mi silencio.
Me alejaba sereno
dejando tras de mi
aquel aire fresco
y desperté al eco
reprochándome
que
interrumpí su sueño
por un canto de libertad
con sentimientos buenos
¡Pazzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz!
repetía el eco
¡Y después no era mi voz
si no la del Dios bueno
que creó también el eco
para transmitir su deseo!
Pazzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
Repetía el zumbido
¡PAZ!
ya de lejos
yo también
lo decía
¡Paz te quiero!
Poema gentileza de su autor:
Juan Lorenzo Santana
Poema por el día de la Paz, enero de 2010
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