Para muchos, relajarse significa mantenerse dentro de nuestras "zonas confortables": rutinas, lugares y estados mentales que nos resultan familiares, aunque no nos proporcionen la paz. Nos decimos a nosotros mismos que lo que está fuera de nuestro territorio familiar es alarmante o extraño y que es mejor seguir donde estamos.
Sin embargo, la verdadera relajación no consiste en aprisionarnos en un espacio físico y mental limitado, sino en expandir nuestra vida, pasar por encima de lo que es "normal" y "habitual", para hallar inspiración y sorpresa en lo que hay más allá.
El mundo, con sus estaciones cíclicas y su terreno siempre cambiante, es un magnífico y excitante lugar en el que podemos (y debemos) ser libres.
Autora: Sarah Brewer.
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