(Imagen tomada del Banco de Imágenes Gratuitas)
En la edad adulta, por hábito o por imitación, aprendemos a rechazar gran parte de esa visión directa, descomprometida, que teníamos del mundo cuando éramos pequeñ@s. En lugar de afrontar los retos con sorpresa y curiosidad, tendemos a recelar del caos que pueden provocarnos o incluso de su coste económico.
Sin embargo, experimentar el mundo con sagacidad infantil, confiados, curiosos y enérgicos, nos ayudará a perder parte del cinismo que la edad adulta nos ha enseñado.
Confía incondicionalmente en tu pareja y en las personas a las que amas. Ésto les proporcionará alegría, franqueza y honestidad, algo enriquecedor y satisfactorio.
Para un niño/a el mundo está lleno de sorpresas. Trata de explorar una parte desconocida de tu isla o el lugar donde vives, apasiónate por algo totalmente nuevo. Encuentra la magia en las cosas cotidianas.
La energía y vitalidad de l@s niñ@s puede agotarnos. Trata de adoptar su mismo entusiasmo por la VIDA. Al entregarte plenamente a tu labor o actividad, verás que lo pasas mejor, y te resultará más fácil relajarte y dormir cuando hayas terminado.
Pon AMOR en TODO lo que realices. ¡No falla!
Remitido.
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