Señor, quédate conmigo durante este día,
y guía mis pensamientos y deseos,
mis acciones y mis proyectos.
Guía mis pasos,
para que caminen ligeros al encuentro de los cansados y desanimados.
Guía mis manos,
para que acompañen a aquéllos que se perdieron en el camino.
Abre mis brazos,
para que pueda abrazar a los que se sienten solos y sin esperanza.
Ilumina mis ojos,
y vuelve atentos mis oídos al clamor de mis hermanos.
Ofréceme un corazón tierno, capaz de amar sin distinción.
Padre nuestro,
deposito en tu protección mi descanso
y el de todos mis amigos y seres queridos.
Coloco en tus manos nuestra tierra,
nuestras ciudades,
nuestro mundo tan azotado por la violencia,
por las catástrofes, por las guerras y por las injusticias...
Ilumina, Señor, la mente y el corazón de los poderosos de la tierra.
Que siempre pueda, por tu gracia,
abrir las manos para compartir lo que soy y lo que tengo.
... Y con tu ayuda pueda ver aparecer la aurora de un mundo nuevo.
Gracias Señor, Amén.
Desconozco su autoría.
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