ME ACOMPAÑA GENTE ESTUPENDA... DE "ESA GENTE QUE ME GUSTA"...

domingo, 27 de mayo de 2012

SI YO AHORA FUERA A MORIR...


Si yo ahora fuera a morir, me preguntaría si disfruté lo suficiente de las cosas buenas de la vida, o si me la pasé lamentándome por lo malo.

Si yo ahora fuese a morir, hubiese querido saber si disfruté sabiendo que mientras se disfruta no hay pasado ni futuro, sólo presente.

Si yo ahora fuese a morir, me diría a mí mism@ si fui afectuos@ con los demás o me dediqué a pensar en sus fallos y a rechazarlos o esquivarlos.

Si yo ahora fuese a morir, quisiera saber si me disculpé a mí mism@ de los errores cometidos o aprendí de ellos para saber más y ser mejor.

Si yo ahora fuese a morir, sería grato para mí saber si he sido capaz de hablar bien a los demás, con respeto y amor.

Si yo fuese a morir, me gustaría no haber hecho alarde de mí mism@ pero agradeciendo también los elogios.

Si yo fuese a morir, me hubiese gustado luchar contra las injusticias como algo más y no como una obsesión.

Si yo fuese a morir, me hubiese encantado ser crític@ con las cosas que no aceptaba pero nunca hipercrític@.


Si yo fuese a morir, hubiese querido aprender siempre, pero sin cansarme ni agotarme.

Si yo fuese a morir, quisiera no haber perdido mi tiempo en enfadarme, ofenderme, odiar o sentir rencor. La vida es muy corta y habría perdido un tiempo precioso.

Si yo fuese a morir, agradecería no haber peleado, ni discutido; si en una conversación no hubiese llegado a un acuerdo, la hubiera dejado, me hubiese encogido de hombros y hubiese continuado mi camino.

Si yo fuese a morir, me sentiría content@ si no me hubiese importado lo malo que hubieran dicho o pensado los demás, sobre todo si poco o nada me unía a ellos.

Si yo fuese a morir, quisiera que no me hubiese importado que alguien o muchos, no hubiesen estado de acuerdo conmigo, sino haberme sentido congratulado con mis opiniones.

Si yo fuese a morir, hubiera estado encantad@ de haber aceptado mis limitaciones y haber estado content@ con mis cualidades.

Si yo fuese a morir, me aplaudiría a mí mism@ si hubiera sido lo suficientemente independiente sin haberme olvidado nunca de haber ayudado a los demás.

Si yo fuese a morir, hubiese estado satisfecho de haber sabido estar en la vida, si hubiera aceptado lo que hay, sin olvidarme de emplear una parte de mi tiempo en luchar contra aquello que me hubiera resultado desagradable.


Si yo fuese a morir, hubiese estado encantad@ de no perder el tiempo pensando en las calamidades que hubiese contemplado en un momento dado, sin que ello me llevase a la inactividad.

Si yo fuese a morir, me hubiera agradecido a mí mism@ el no haber necesitado de la aprobación de los demás, pero sí haber sabido agradecerla.

Si fuese a morir y hubiera sido capaz de enfrentarme a mis miedos para superarlos, hubiera estado orgullos@.

Si yo fuese a morir, me maravillaría no haber sentido miedo ante la muerte, sino haber sentido curiosidad por saber como era ese nuevo viaje, aunque no existiese al final.

Si yo fuese a morir, me hubiese gustado amanecer con gozo cada mañana, con ganas de disfrutar el día y con la curiosidad de lo que me hubiese deparado.

Si yo fuese a morir, hubiera querido no medirme ni compararme con los demás, sino ser yo mism@, con mis propias cualidades y mis propias inquietudes.

Si yo fuese a morir, hubiera deseado en su momento haberme querido y valorado tal y como era, buscando dentro de mí mism@ y aportando algo a los demás.

Si fuese a morir, me hubiera sentido muy content@ si hubiera logrado no ser muy susceptible, para no haber sido muy débil.


Si yo fuera a morir, hubiese deseado no haberme aburrido, pero sí entretenido, incluso durmiendo o descansando y construyendo mis circunstancias.

Si yo fuese a morir, hubiera sido un premio para mí el haberme ocupado de mis problemas sin haberme desesperado ni paralizado. Si hubiese resbalado o caído hubiese querido ¡oh! hubiese querido levantarme, sacudirme el polvo, y continuar adelante.

Si yo fuese a morir, quisiera poder sentir encantad@ haber aceptado como cambiaba mi cuerpo viéndolo como una parte de le existencia.

Si yo fuese a morir, seguro que hubiese estado muy content@ si no hubiese obviado la información que hubiese llegado a mí, la hubiese procesado y me hubiese quedado con la adecuada.

Si yo fuese a morir, nadie sabría que lindo hubiera sido para mí haberme ocupado de los problemas pero nunca haberme preocupado.

Si yo fuese a morir, hubiese querido haber logrado disfrutar, no sólo algunos instantes de la vida, sino todos ellos.

Si yo fuese a morir, hubiese querido no haberme afectado a mi mism@ con las barreras que hubiesen aparecido; me hubiese gustado no rendirme; hubiese descansado si hubiera sido precis@, pero nunca haberme rendido.

Si yo fuese a morir, me hubiese sido muy grato haber pensado que no debía haber dejado de enamorarme por envejecer, sino que hubiese envejecido por no enamorarme.

Si yo fuese a morir, ¡uff!, si yo fuese a morir me hubiese encantado el no preocuparme de qué manera había llegado a un sitio, sino el hecho de haber llegado.

Si yo fuese a morir, me habría regocijado si supe decir “hasta siempre!, “hasta luego”, “gracias” o “que tengas un buen día”.

Si fuese a morir, como me hubiese gustado saber que he amado sin condiciones, sin ataduras pero con acuerdos, haber intentado no herir, haber sabido perdonar y haberte ido a ver cuando me necesitabas.

Si yo fuese a morir, hubiese estado muy content@ si hubiese luchado por lo que quería, si me hubiera arriesgado cuando fue preciso, si hubiera conseguido fortalecerme con ello, si hubiera aprendido de ello.

Pero por suerte, todavía no me voy a morir y estoy a tiempo de aprender a vivir. Y cuando muera quisiera que pusieran en mi lápida o en mi cajita de madera un pensamiento mío: “No ha estado nada mal”.


La autoría se atribuye a :
Mario Delgado Alonso.

Colaboración y envío que agradecemos a:
Meri Ojeda Pérez.

sábado, 26 de mayo de 2012

¡MARAVILLOSO Y GENIAL!...


En el vientre de una mujer embarazada estaban dos criaturas conversando cuando una le preguntó a la otra:

- ¿Crees en la vida después del nacimiento?

La respuesta fue inmediata:

- Claro que sí. Algo tiene que haber después del nacimiento. Tal vez estemos aquí principalmente porque precisamos prepararnos para lo que seremos mas tarde.

- ¡Bobadas, no hay vida después del nacimiento! ¿Cómo sería esa vida?...

- Yo no sé exactamente, pero ciertamente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y comamos con la boca.

- ¡Eso es un absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? ¡Es totalmente ridículo! El cordón umbilical es lo que nos alimenta.

Yo solamente digo una cosa: la vida después del nacimiento es una hipótesis definitivamente excluida – el cordón umbilical es muy corto.

- En verdad, creo que ciertamente habrá algo. Tal vez sea apenas un poco diferente de lo que estamos habituados a tener aquí.

- Pero nadie vino de allá, nadie volvió después del nacimiento. El parto apenas encierra la vida. Vida que, a final de cuentas, es nada más que una angustia prolongada en esta absoluta oscuridad.

- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del nacimiento, pero, con certeza, veremos a mamá y ella cuidará de nosotros.

-¿Mamá? ¿Tú crees en la mamá? ¿Y dónde supuestamente ella estaría?


- ¿Dónde? ¡En todo alrededor nuestro! En ella y a través de ella vivimos. Sin ella todo eso no existiría.

- ¡Yo no creo! Yo nunca vi ninguna mamá, lo que comprueba que mamá no existe.

- Bueno, pero, a veces, cuando estamos en silencio, puedes oírla cantando, o sientes cómo ella acaricia nuestro mundo.

¿Sabes que?... Pienso, entonces, que la vida real solo nos espera y que, ahora, apenas estamos preparándonos para ella.


Desconozco la autoría.
Colaboración y envío que agradecemos a:
Rosi Guerra Díaz.

domingo, 20 de mayo de 2012

El arte de "dejarse ir"...


Cuando comiences a dominar el arte de dejarte ir, con paciencia, dedicación y amor, tu realidad cambiará.

No hay alternativa. Las cosas “externas” son siempre espejos que reflejan lo que sucede adentro.

En el proceso de desprendimiento perderás muchas cosas del pasado, pero te encontrarás a ti mism@.

No será un yo hecho de creencias, expectativas e interpretaciones, pues estas cosas van y vienen.

Será un Yo permanente, arraigado en la conciencia y en la creatividad. Una vez que lo hayas capturado habrás capturado el mundo.


Desconozco la autoría.

LLENA EL HUECO


Siempre que haya un hueco en la vida,
llénalo de Amor.

En cuanto sepas que tienes
delante de ti un tiempo baldío,
ve a buscar Amor.

No pienses: "Sufriré",
No pienses "Me engañarán",
No pienses "Dudaré".

Ve simplemente, diáfanamente,
regocijadamente, en busca del Amor.

¿Qué índole de Amor?
No importa.
Todo amor está lleno
de excelencia y de nobleza.

Ama como puedas,
ama a quien puedas,
ama todo lo que puedas...

PERO AMA SIEMPRE.


No te preocupes de la finalidad de tu Amor
él lleva en sí mismo su finalidad.

No te juzgues incompleto por que no responden a tus ternuras;
el Amor lleva en sí su propia plenitud.
siempre que haya un hueco en tu vida...

¡Llénalo de amor!


Autor: Amado Nervo

lunes, 7 de mayo de 2012

REFLEXIONES SOBRE LA VEJEZ...


Un día… nos miramos al espejo y nos vemos distint@s, diferentes….ya no tan jóvenes, ya no tan fresc@s.

Nuestra piel ya no es la misma, nuestro cuerpo ya no está tan firme, nuestras líneas han cambiado y nuestra mirada se detiene frente a esa imagen que le devuelve el espejo y nos encontramos con las huellas del tiempo que además de quedar marcadas en nuestro interior también se registraron en nuestra apariencia externa, en nuestro rostro, en nuestro cuerpo.

La vejez muchas veces es difícil de aceptar y es por ello, que hoy vemos tanta gente recurrir a cirugías, a tratamientos, a maquillajes y complementos.

Pero sumando a lo externo, sumando a la imagen del espejo está también nuestra vejez interior.

Muchas personas son jóvenes en apariencia pero están envejecidas interiormente por que no alimentaron con felicidad, alegría , fuerza y amor ese interior.

Como así hay ancian@s cuyo interior es tan bello que al relacionarnos con ellos sentimos estar al lado de una persona llena de sabiduría pero también de paz y con un espíritu joven.

No podemos amargarnos ni resentirnos ante el paso de los años. La edad cronológica no es la que importa, como así tampoco importa la imagen que nos devuelve el espejo.

Importan: nuestra esencia, nuestros conocimientos, nuestra alegría, nuestra lucha, nuestro esfuerzo, pero por sobre todo….nuestras ganas de vivir. Ser un@ mism@, más allá de las arrugas, de la barriga, de la calvicie….Estar en paz.

Si logramos tener paz interior, si todos nuestros esfuerzos, nuestros sueños, nuestras alegrías, nuestro amor a la vida son potentes…

¿Porqué temerle a la vejez?... ¿Porqué entristecernos ante el paso del tiempo?.

La juventud está en cada un@ de nosotr@s, más allá de los años que tengamos, por que ser joven no significa tener pocos años, sino tener un espíritu joven, un interior repleto de vivencias hermosas, un corazón que late siempre de la misma forma y que no se detiene ante el paso de los años, al contrario se fortalece día a día.

El paso de los años desluce inexorablemente las bondades del cuerpo, en cambio quienes cultivan lo lindo de su interior, con el paso del tiempo ocurre lo contrario, el cuerpo envejece, pero el espíritu se hace cada vez más noble y más hermoso.


Autoría: Nelson Sullivan.

MÉTODO HINDÚ PARA TRATAR EL DOLOR DE CABEZA Y EL CANSANCIO.


La milenaria cultura Hindú, ha desarrollado una serie de técnicas, para cada molestia o dolencia y lo extraordinario de ellas es que, casi nunca se localizan en la zona afectada, aquí una muestra de esa sabiduría Hindú.

La nariz tiene un lado derecho y un lado izquierdo; usamos ambos para inspirar y espirar, pero casi nunca simultáneamente, sino que se alternan. Ambos son diferentes: el derecho representa al Sol (el calor), y el izquierdo a la Luna (el frío).

Durante un dolor de cabeza, prueba cerrar la fosa nasal derecha oprimiéndola con un dedo y utiliza sólo la izquierda para respirar: dentro de unos cinco minutos, el dolor de cabeza debería desaparecer.

Si te sientes cansado, haz lo contrario: cierra la fosa nasal izquierda y respira por la derecha. En breve, tu mente se sentirá aliviada.

Presta atención: en el momento de despertar, ¿de qué lado respiras mejor, del lado derecho o del lado izquierdo? Si es por la izquierda, te sentirás cansado. Cierre esa fosa nasal y utiliza sólo la derecha para respirar durante unos minutos: te sentirás energizado rápidamente.

Esto es muy eficaz si es practicado por los adultos, pero puede ser enseñado también a los niños/as.


Desconozco la autoría.
Colaboración y envío que agradecemos a:
Laly Ceballos y Rosi Guerra.

viernes, 4 de mayo de 2012

CARTA DE UNA MADRE A SU HIJA.

Mi querida hija, el día que me veas vieja, te pido por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de entenderme.

Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor.

Y recordar los tiempos en que eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña.

Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada.

Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y lidiar con la vida.

El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme.

Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante.

Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches.

Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero pasos.

Cuando estos días vengan, no te debes sentir triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor.

Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré. Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija.


Desconozco la autoría.
Colaboración y envío que agradecemos a:
Margot Suárez Cubas

jueves, 3 de mayo de 2012

EL CONVOY DE LA VIDA...

LA VIEJECITA MALHUMORADA

Cuando una viejita murió en la sección para el tratamiento de enfermedades de la vejez en una pequeña clínica cerca de Dundee, en Escocia, todas las personas que la conocieron estaban convencidas de que ella no había dejado nada de valor.

Después, cuando las enfermeras revisaron sus pocas pertenencias, encontraron una poesía. Su calidad y contenido impresionaron tanto al personal, que todas las enfermeras querían una copia de la misma.


¿Qué ven hermanas?
¿Qué ven?
¿Qué piensan
¿cuando me miran?

Una vieja malhumorada,
no demasiado inteligente,
de costumbres inciertas,
con sus ojos soñadores
fijos en la lejanía.

La vieja que escupe la comida
y no contesta
cuando tratan de convencerla
“Dele, haga un pequeño esfuerzo”

La viejita, quien ustedes creen que no se da cuenta de las cosas que ustedes hacen y que continuamente pierde el guante o el zapato.

La viejita, quien contra su voluntad,
pero mansamente les permite
que hagan lo que quieran,
que la bañen y alimenten,
sólo para que así pase el largo día.

¿Es esto lo que piensan?
¿Es esto lo que ven?
Si es así, abran los ojos, hermanas,
porque esto que ustedes ven ¡no soy yo!

Les voy a contar quién soy,
cuando aquí estoy sentada tan
tranquila,
tal como me ordenan,
cuando como por orden de ustedes.

Soy una niñita de diez años
que tiene padre y madre,
hermanos y hermanas,
que se aman.

Soy una jovencita de dieciséis años,
con alas en los pies,
que sueña que pronto
encontrará a su amado.

Soy una novia a los veinte,
mi corazón da brincos,
cuando hago la promesa
que me ata hasta el fin de mi vida.

Ahora tengo veinticinco,
tengo mis hijos,
quienes necesitan que los guíe,
tengo un hogar seguro y feliz.

Soy mujer a los treinta,
los hijos crecen rápido,
estamos unidos con lazos
que deberían durar para siempre.

Cuando cumplo cuarenta
mis hijos ya crecieron
y no están en casa,
pero a mi lado está mi esposo
que se ocupa de que yo no esté triste.

A los cincuenta, otra vez,
sobre mis rodillas
juegan los bebés,
de nuevo conozco a los niños,
a mis seres amados y a mí.

Sobre mí se ciernen nubes oscuras,
mi esposo ha muerto,
cuando veo el futuro
me erizo toda de terror.

Mis hijos se alejan,
tienen a sus propios hijos,
pienso en todos los años que pasaron
y en el amor que conocí.

Ahora soy una vieja.
¡Qué cruel es la naturaleza!
La vejez es una burla
que convierte al ser humano
en un alienado.

El cuerpo se marchita,
el atractivo y la fuerza desaparecen,
allí, donde una vez tuve el corazón
ahora hay una piedra.

Sin embargo, dentro de estas viejas ruinas
todavía vive la jovencita.
Mi fatigado corazón, de vez en cuando,
todavía sabe rebosar de sentimientos.

Recuerdo los días felices
y los tristes.
En mi pensamiento vuelvo a amar
y vuelvo a vivir mi pasado.

Pienso en todos esos años
que fueron demasiado pocos
y pasaron demasiado rápido,
y acepto el hecho inevitable
que nada puede durar para siempre.

Por eso, gente, abran sus ojos, abran sus ojos y vean!
Ante ustedes no está una vieja malhumorada, ante ustedes
¡Estoy YO!


Desconozco la autoría.
Colaboración y envío que agradecemos a:
Belén Ortíz