ME ACOMPAÑA GENTE ESTUPENDA... DE "ESA GENTE QUE ME GUSTA"...

miércoles, 25 de julio de 2012

EL VERANO ES EL TIEMPO DE LA FELICIDAD.


Hay muchas cosas buenas que salen gratis.

Pasear por la mañana temprano, cuando el sol es tierno, tímido como la brisa que coquetea con las hojas de los árboles. Caminar de madrugada por calles tan llenas de gente como en los mediodías del invierno, para asombrarse de la euforia silenciosa de las parejas que se besan en los bancos, o apoyadas en los pilares de las plazas porticadas.

Los que viven cerca del mar lo tienen fácil, pero también es una fiesta meter en una tartera la comida prevista para consumir en casa, despacharla sobre una manta, en la hierba, y tumbarse después a la sombra.

Asistir a los conciertos de las bandas que suelen tocar en quioscos de parques y plazas mayores los domingos por la mañana. Y frecuentar las bibliotecas públicas, mientras duren.

Hay muchas cosas buenas que salen muy baratas. Una botella de vino para beberla despacio, en casa, al atardecer y entre amigos. Un buen libro de bolsillo, que proporciona una emoción que dura más que el vino y cuesta casi lo mismo. Un cine de verano, el lugar ideal para hacer manitas. Una ración de ensaladilla rusa y dos cañas, en la terraza de un bar cualquiera, antes o después del cine de verano. Enamorarse es un milagro todavía más barato, tan caro que, sin embargo, no se puede fabricar.

El verano es el tiempo de la felicidad. Apúrenlo y no piensen en el invierno que nos espera. Porque nuestros abuelos lo tuvieron muchísimo peor que nosotros y si no hubieran vivido, si no hubieran sabido disfrutar de la vida, si no se hubieran enamorado en tiempos atroces, nosotros no estaríamos aquí.

Si existe una cosa que sabemos hacer bien los españoles es ser pobres. Lo hemos sido casi siempre, pero eso no nos ha hecho más desgraciados, ni más tristes que los demás. Recuérdenlo y sean felices, porque la felicidad también es una forma de resistir.

Autora: Almudena Grandes.

domingo, 22 de julio de 2012

AMAR A UN SER HUMANO


Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas; contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta de que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni siquiera en sí mismo; es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la vida.


Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle descubrir su verdad interior por sí mismo, a su manera: apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por como tú desearías que fuera; es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.


Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables; permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser tú mism@ frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mism@ en facetas siempre nuevas y distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, "este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto... si tú quieres recibirlo".


Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su necesidad de desarrollo personal; es creer en él cuando duda de sí mismo, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su desdicha; es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente.


Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que nada necesita; es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el último que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.


Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría; es desvelar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.


Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mism@ y no permitir que el otro transgreda aquellos que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mism@ y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.


Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada "ser humano", de la cual tú formas parte; es reconocer, a través de él/ ella, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, es amarte a ti mism@ y sentirte orgullos@ de ser una nota en la sinfonía de este mundo.


Desconozco la autoría.
Mis felicitaciones para "el ser humano" que ha sabido expresar algo que siento profundo y bello.

lunes, 9 de julio de 2012

CRECER...


¿Qué pasaría si al germinar la semilla el pequeño brote tuviera miedo al ver la luz del sol y se escondiera bajo la tierra? Es probable que nunca desarrolle su tallo ni pueda florecer…

Pero la naturaleza es osada, corre riesgos y el pequeño brote se aventura en la nueva experiencia de vivir bajo los rayos del sol recibiendo la brisa, la lluvia, el viento, el sol, a veces abrasante, y la constante visita de minúsculos insectos.

Desgraciadamente no podemos decir lo mismo del ser humano… Somos naturaleza pero lo olvidamos en algún momento porque la osadía no aparece por ningún lado y jugamos a tener todo bajo control porque no nos gustan las sorpresas…

Podemos predecir que un niño se transformará en adulto pero... ¿cómo lo hará?, ¿cómo serán esos instantes que lo llevan a la adultez?... es lo que hace interesante su crecimiento… Lo mismo sucede con la semilla…

Sabemos que será una ¿el tiempo que nos acompañará?... no podemos predecir los detalles de la vida de cada uno. Y eso es, lo más maravilloso que tiene la vida: Que nos sorprende a cada momento.

Crecer es atreverse… Osar… Lanzarse en esta aventura llamada vida… Gozar de ese ir abriendo una puerta nueva cada día… Vivir esperando la sorpresa. El gran regalo que nos ofrece la vida es la capacidad de sorprendernos día a día y nosotros rechazamos el obsequio por planificar todos los acontecimientos y convertirnos en controladores del tiempo.

Creemos ser felices poniendo orden a los sucesos de cada día y es así como impedimos el fluir de forma natural. Todo se programa, desde el nacimiento hasta la muerte… y en ese intertanto ¿Qué hubo? No se podría decir que vida porque la vida es algo que fluye como las aguas de un río y nosotros vivimos como las aguas de un pantano y así nos vamos descomponiendo… Perdemos el lazo que nos unía a la divinidad.

Crecer es arriesgar, dejar morir la semilla para que nazca el brote y dejar morir el brote para dar paso a la planta y así al fruto para volver a ser semilla… Eso es crecer.

Alza tus brazos como ramas hasta el cielo y déjate acariciar por el Sol… Empápate de lluvia y disfruta comiendo un helado… Permítete una desilusión por confiar en los otr@s… Date permiso para olvidar a ese amor que no te quiso bien, pero... ¡atrévete a amar!… No seas una semilla oculta bajo la tierra porque no se atreve a salir a la luz… Solo CRECE…

Desconozco su autoría.

ABRE TUS OJOS A LAS OPORTUNIDADES QUE TE OFRECE ESTE INSTANTE.


No hay más ansiedades que aquellas que tú mism@ generas.

Y así como las has creado, de la misma manera las puedes dejar ir.

Lo que pasó, pasó. Lo que vendrá, vendrá.
Puedes marcar una diferencia.
Puedes poner ¡manos a la obra!.

No estando cargadas de ansiedad, tus acciones serán infinitamente más efectivas.

Tu conciencia será notoriamente más rica y mucho más clara si no está nublada por la preocupación.

Abre tus ojos a las oportunidades que ofrece este instante.

Dedica tu considerable energía en aprovechar las mejores de esas oportunidades.

Libera tu mente, tu cuerpo y tu espíritu enfocándote en ser productiv@, efectiv@ y a estar llen@ de vida.

Deja de lado esas oscuras ansiedades y vive en plenitud.


Desconozco la autoría.