ME ACOMPAÑA GENTE ESTUPENDA... DE "ESA GENTE QUE ME GUSTA"...

sábado, 4 de junio de 2011

EL TIEMPO ES VIDA


En cierto modo puede ser verdad esta afirmación. Somos tiempo, aunque lleno de vida, de proyectos, de relaciones humanas, de ilusiones. El tiempo es una necesidad básica de las personas, para ir construyendo nuestra vida con la actividad diaria. En el tiempo que Dios nos regala, donde nos construimos como personas y donde construimos y mejoramos el mundo que nos rodea.

Si no dedicamos tiempo a estar con los hijos, no los podremos educar; si no pasamos tiempo con la pareja, no podremos cultivar el matrimonio, ni la familia; si no dedicamos tiempo a los amigos, a la relación con los demás, no podremos desarrollarnos como personas sociables; si no dedicamos tiempo a leer, al estudio, a acudir a reuniones y charlas... no podremos ser conocedores de nuestra propia realidad y no podremos ser protagonistas de nuestra vida.

Lo malo es que el sistema social en el que vivimos nos organiza nuestro tiempo en función de las necesidades de la economía, de la producción, del consumo... y nuestra vida va quedando empobrecida del tiempo dedicado a actividades que nos construyen como personas y crean humanidad.

Cada vez dedicamos más tiempo a aquellas actividades que me van a ser rentables que a aquellas que me parecen que son una pérdida de tiempo, porque no le veo el beneficio.

Así, con frecuencia, se nos dice que estamos perdiendo el tiempo si dedicamos parte de nuestra jornada a escuchar a los mayores, a arrimar el hombro en los problemas del barrio, a trabajar en una ONG, si me ofrezco voluntario para limpiar "chapapote"... ¿Qué sacas de eso?, ¡que lo haga Zapatero!.

Hemos puesto precio a nuestro tiempo. Y si en el trabajo que desempeño puedo cobrar un buen sueldo, aunque la labor que llevo a cabo sea una labor anodina, empobrecedora o incluso perjudicial para la sociedad (fábrica de armas), tendré la sensación de que mi tiempo está bien empleado.

Si cuando salgo del trabajo, tengo una chapucilla o un pluriempleo al que le dedico más tiempo que a mi familia, si llego a trabajar los fines de semana quitando tiempo al descanso, por sacarme un "plus" para el piso, para el coche, para las vacaciones... tendré la sensación de que aprovecho bien mi tiempo.

Tal como está organizado el mundo del trabajo en torno a la productividad y el consumo, supone un mecanismo de destrucción el tiempo de las personas. Nos están robando el tiempo, y por tanto, nos están robando la VIDA. La consecuencia es una desestructuración de la persona, pero también de la familia y en consecuencia, un empobrecimiento de la propia sociedad. El trabajo es necesario para vivir, pero se puede vivir para trabajar y consumir. La persona es algo más que una herramienta para crear riqueza que se puede utilizar en un mercado. La persona tiene muchas otras dimensiones a las que deberá dar respuesta, a las que deberá atender para no renunciar a su condición de persona: la dimensión cultural, la dimensión asociativa, la dimensión relacional, la dimensión personal, formativa, la dimensión familiar... Y es en torno a estas dimensiones a las que se debe supeditar el mundo del trabajo, el mundo de la empresa, de la produccción, del mercado y del consumo... nada es más importante que la persona.

¡El tiempo es oro y el que lo pierde un bobo! dice el saber popular. Hagámosle caso y no dediquemos nuestra vida a ser los más ricos del cementerio. Disfruta de lo que Dios te ha regalado: la vida, las personas, la familia, la naturaleza...

Comparte tu tiempo que es lo mismo que regalar vida a otros y trabaja para crear humanidad. Solo de esta forma tu tiempo no estará perdido.

"La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes" (John Lenon)


LUISEN.
Tomado de la revista "Mundo Rural".

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